Has perdido tiempo y dinero comprando ropa, pero no terminas de verte favorecida. Sientes inseguridad, y eso consume tu valiosa energía.
Ahora imagina cómo sería: sentirte a gusto con los cortes de tus prendas, sabiendo que juegan a tu favor y sintiéndote más segura y favorecida al vestirte, cada día.