Cada vez compramos más; y más ropa que no utilizamos. Eso supone: más gasto, más explotación de recursos naturales, a menudo explotación laboral, y más residuos. ¿Quieres disminuir tu impacto? ¡Cada pequeño gesto cuenta! Sigue leyendo.
Una parte del impacto socioeconómico y medioambiental de comprar ropa está en nuestra mano como consumidores. Obviamente tenemos que vestirnos, y eso implica comprar en algún momento. Cada gesto cuenta, así que si quieres reducir tu impacto, aquí te doy 6 maneras:
- Asígnate un presupuesto máximo al mes, o un número máximo de prendas.
Muchas personas no saben realmente cuánto compran ni cuánto se gastan. Anotarlo es un buen punto de partida, para tomar conciencia y poder tomar decisiones basadas en datos.
En cualquier caso, puedes asignarte un presupuesto o un número de prendas máximo al mes, y comprometerte a no superarlo. Esto te hará pensar mejor tus elecciones, y buscarás que cada prenda que añadas a tu armario sea realmente de tu gusto y versátil.
- Prueba un ayuno de compras de 6 meses.
Si te parece que va a ser imposible, admite comprar 1 sola prenda en ese periodo. La restricción aguzará tu ingenio para crear combinaciones nuevas con lo que ya tienes: ir de compras a tu armario. Descubrirás mezclas que no se te habían ocurrido antes. También el adquirir sólo una prenda te hará buscar para seleccionar bien esa única compra, y elegirla de manera que responda realmente a tu estilo de vida, y que pueda combinarse lo más posible con lo que ya tienes. Tómatelo como un juego, y comparte el reto con amigos/as, eso elevará tu nivel de compromiso y os reforzaréis mutuamente.
- Repara o transforma las prendas deterioradas que aún puedan salvarse.
Si tienes prendas de buena calidad que ya no utilizas, ¿puedes pensar alguna manera de transformarlas? Quizá de un vestido puedes hacer una falda, de una falda un pañuelo, acortar unas mangas, cambiarles la forma… Hombres: nuestras abuelas eran unas cracks dando la vuelta a los cuellos de las camisas, y conseguían alargarles la vida unos años. Reparar es yaya, es sexy, es sabio: si un roto puede coserse, acortarse un dobladillo, poner un parche y personalizar unos jeans… ¿por qué enviar la prenda al reciclaje, o, en el pero de los casos, a la basura donde contaminará en algún lugar? Antes de deshacerte de la prenda dedícale una pensada al menos. Si no tiene solución, a reciclar. Incluso las prendas inutilizables deben enviarse al contenedor de reciclaje para que si es técnicamente posible el tejido sea reciclado.
4. Compra segunda mano.
Incluso en los países donde no había cultura de segunda mano, ya empieza a haber muchas iniciativas. Si crees que sólo hay ropa vieja y fea, no es así en todos los casos: acude a tiendas que traten bien el producto (limpio y en buen estado) y tus prejuicios se irán. Ya las hay en casi todas las ciudades. También hay varias plataformas online donde puedes vender lo que no utilices, y comprar lo que necesites.
5. Compra marcas éticas y comprometidas.
El movimiento está llegando a los fabricantes. Aunque aún hay mucho greenwashing en las marcas tradicionales, muchas marcas nuevas -generalmente pequeñas- están aplicando medidas para garantizar unas condiciones dignas en la fabricación, y un impacto medioambiental cero. Cada vez hay más marcas y más oferta de distintos estilos de ropa, donde quizá puedas encontrar el tuyo.
6. Aprende lo que te es más apropiado y construye conscientemente un armario con propósito.
Una de las maneras más fáciles y rápidas de reducir tu impacto es conocer exactamente qué es lo que más te embellece, y lo que más va con tu personalidad, estilo de vida y circunstancias. Una vez que conoces tus mejores cortes y colores, y profundizas en tu estilo personal (sí, todos tenemos uno), compras mucho mejor: adquieres prendas que realmente utilizarás, y que son combinables con todo lo demás, lo que te permite construir un armario coherente donde todas o la mayoría de las prendas combinan con el resto y te permite maximizar las combinaciones con las mismas prendas, necesitando menos cada temporada; además de sentirte estupenda/o cada día al vestirte.
Bonus track: Compra la mejor calidad que puedas permitirte.
Las prendas de calidad son más duraderas. Si la prenda te dura y estás feliz con ella (ver punto 5), no necesitarás comprar tanto como antes.
Calidad y precio a veces no van de la mano. Es importante como consumidores aprender a reconocer una prenda de buena calidad, para dar a nuestra inversión el mejor destino.
En mi experiencia y la de mis clientes, aplicando estas estrategias te sentirás mejor y más ligero/a por contribuir.
¿Y tú? ¿Qué medidas aplicas ya?
PD: ¿Quieres tener un armario consciente y responsable, viéndote estupendo/a? Contacta conmigo para una sesión gratuita de valoración.
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